martes, 26 de abril de 2011

Un espectáculo cada mañana

Cuando hablo con algún amigo y le comento que antes de las siete de la mañana ya he embarcado junto a mi bicicleta en el tren de media distancia que me lleva Osuna se le pone cara de extrañeza y admiración por el madrugón diario. Sin embargo, yo tengo suficientes argumentos para buscar aliciente en estos despertares matutinos. Junto a los de compartir una rato de charla con mis compañeros de viaje, continuar relajadamente con la lectura del libro que tienes entre manos, informarte de las noticias del día, organizar la agenda y los proyectos pendientes, descansar, relajarte, mirar, pensar, ...
Siempre que el tiempo y la luz lo permita no cambiaría por nada ver amanecer cada mañana a través de la ventana de mi asiento en el habitáculo del vagón número dos (junto al que coloco mi bicicleta). Suelo colocarme en el sentido de la marcha, en un asiento doble donde la luna de cristal es mayor y tienes mejor perspectiva. Procuro leer, ojear los periódicos y escribir en el primer tramo hasta Marchena, momento en el que dejo todas mis actividades y me centro en las luces anaranjadas del horizonte que me indican que está amaneciendo. Al poco tiempo de salir de la estación en dirección a Osuna y aún con las primeras luces del alba, atravesamos la finca de reses bravas de Ojuelos, propiedad de Benítez Cubero. Es una zona que a pesar de haber perdido cierto encanto debido al uso de parte de la misma para el trazado de línea AVE que unirá Sevilla con Málaga, mantiene el belleza y la vistosidad plástica de una zona de humedales que se forma a uno y otro lado de la vía alimentada por las lluvias del invierno así como por el río Corbones y el arroyo de la Pago Dulce.
En dichas lagunillas y grandes charcas, que se mantienen hasta bien entrado el mes de mayo, podemos observar una gran colonia de elegantes flamencos rosas junto a una multitud de aves acuáticas: gaviotas, aboceta, cigüeñuelas, ánade real, pato colorado, pato cuchara, andarríos, ánsares,...
En las zonas no cubiertas por agua se pueden admirar las reses bravas que pastan a sus anchas en un paraíso terrenal para ellas, imagen similar a la de los bisontes norteamericanos de las películas de Buffalo Bill. Impresionante.
Pasada la finca entramos en la Campiña, con grandes extensiones de olivares y cereales. El verdor de los trigales, el olivo en flor, las extensiones de margaritas y amapolas, los mantos morados de flores silvestres, los bandos de perdices, las liebres, los cernícalos, el aguilucho, las abubillas, los alcaudones y tórtolas, los aberarucos, ....Completan este documental de National Geographic en vivo y en directo.
También podemos asistir a la sesión de tarde, de vuelta a Sevilla, donde los mismos protagonistas reaparecen en el mismo escenario bajo la luz baja y tenue del atardecer.
Cortometraje de vida salvaje de tan solo diez minutos, gratuito y diario.
...Y yo les pregunto ¿cuál fue la última vez que vistes amanecer?